lunes, 27 de mayo de 2013

La Política y el Anarcocapitalismo

Desde el libertarianismo, el aparato político, además de ser un conjunto de monopolios forzados, es una maquinaria fuera de control que infecta poco a poco los sectores de la sociedad civil.
Demócratas y conservadores suelen quejarse de la ignorancia del pueblo en temas de política. "Debería educárseles para que voten bien", reclaman algunos. Otros, más confundidos aún, idealizan una sociedad en la que las distintas minorías se organicen y alcen su voz para ser escuchadas por el órgano central:

¡Salir a las calles, unirse a sindicados, formar gremios, sumarse a un partido, alzar la mano, reclamar y conocer las obligaciones y derechos!

...No hay síntoma social más desesperanzador para un anarcocapitalista.

El agricultor, el científico, el taxista, el deportista... todos se ven situados en un ambiente ajeno, rodeados de temas que desconocen y con una expectativa tácita sobre sus hombros: "vote bien", "conozca a sus representantes", "entérese de lo político". A los ojos de un sociólogo moderno, o de cualquier analista democrático, que el pueblo conozca de política y se involucre es una ventaja institucional, un catalizador de cambios y de representatividad.

En verdad, es una asquerosa aberración el pensar que es bueno que el agricultor y el taxista estén enterados de política. El agricultor debe conocer sobre cosecha y sobre plantíos, debe estar al tanto de todo lo referente a su producción y la venta de su producto, ya tiene suficiente trabajo en aquello. La política, la acción del organismo central, debería engrasar el sistema para que el agricultor no tenga que preocuparse de leyes y mandatos. No debe hundir a la sociedad civil en su discurso, ya que existe, debería pasar desapercibida.

Gremio de profesores, asociación oficial de guías de montaña, gremio de productores de camarón, sindicato de obreros textiles, grupos ecologistas oficiales, todos estiran sus mendigas palmas y alzan la vista esperando la decisión del órgano central. Lo que logran en el fondo es reafirmar su centralismo, y con él, su obesidad burocrática y su soberana inefectividad.





Si alguna vez entonces, encuentran en un restaurante un cocinero que conoce las propuestas de la asamblea o los mandatos presidenciales, sabe de las nuevas reglas de la producción o de los quehaceres de los ministros; no se alegren. "La ley ha sido expoliada" diría Bastiat.

¡Que viva la ignorancia del cocinero si no conoce ni el apellido del presidente!. Ver "Capital Político" debe ser desolador para un libertario anarcocapitalista y cualquier persona que abogue por la libertad a su manera.




Nota extra:

Los demócratas institucionalistas, sociólogos y politólogos profundamente confundidos, suelen responder con un análisis de lo que significa "lo político" que en verdad es un insensato non-sequitur. Y es que "lo político" no se reduce a la relación del individuo o de las minorías con el Estado, dicen, si no que vive en las interacciones intrínsecas dentro de la sociedad. Así, la acción humana en sí misma es política, nos unimos y nos manifestamos, al hacerlo estamos entrando en el mundo de lo política. Entonces, un partido entre dos equipos de futbol es un encuentro político y un programa de radio también lo es. No hay como despojar al hombre de la política.

El concepto cambia y abarca un espectro más amplio. Es totalmente válida y clara ésta descripción alterna de "lo político". El sueño libertario de despolitizar a la sociedad se vuelve obsoleto bajo estos términos. La política no desaparecería en una sociedad de mercado, nos uniríamos en grupos, exclamaríamos a favor o en contra del aborto, habría partidos de fútbol y fanaticadas... pero el non sequitur es claro, cambiando la definición de una palabra no se puede rebatir los argumentos hechos anteriormente. 

Con o sin dicotomías lingüísticass, la politización de la sociedad es un camino penoso. Que viva un pueblo ignorante y no involucrado. (Aún así, si se quiere un cambio reformista, son las élites las que deben conocer de libertarianismo, defendí ésta posición en un ensayo: Mercado, Pobreza y Élites perdidas en el Ecuador.)